Productos destacados
/photos/909/909777020/0cde7858c35a494d907d6cf6ba39c150.jpg)
Dolor y sufrimiento
Entrega es ir del sufrimiento al dolor
Confundimos el sufrimiento con el dolor. El sufrimiento es un contenido enfermo, un sufrir masoquista, aferrado a vivir mal, a repetir porque se es adicto a ese malestar tanto interno, como externo. El sufrimiento evita contactar con el dolor, es una capa externa, desquicia y lo vuelve todo incongruente, irracional e induce a la parálisis o nos vuelve hiperkinéticos. Es exhibicionista, quiere estar presente y tener testigos ante quienes representar el acto heroico.
El dolor es estar en contacto con lo que sentimos, con las carencias, con nuestra esencia, es silencioso, quieto, interno y propio. El dolor es un estado de soledad. El dolor no tiene comprensión, sólo aceptación, en el dolor se acabaron los por qué.
Fui yo. No hay más.
/photos/909/909777020/9fd9cd56676f4e70b6e064a291b070d6.jpg)
Crisis y entrega
Entrega es el abrirse a la crisis
Lo que más atemoriza al ser humano es caer en una crisis, porque pone de manifiesto todo lo que está irresuelto: la dependencia, la necesidad, la carencia. No se puede resolver nada profundo si no es a través de una crisis, pues ella misma posee los elementos de la curación.
Hay que tocar fondo. Hay que ir hacia el lugar de donde se quiere huir. Y la única manera de tocar fondo es sucumbiendo a las tentaciones: no se pueden superar los obstáculos huyendo de ellos o negándolos. Hay que sucumbir al miedo y a lo que consideramos malo. Hay que volverse malo, más enfermo. Tenemos que meternos en el pantano. Hay que ir al fondo del océano, hay que ahogarse y no andar con flotadores. Hay que hundirse, flotar, ahogarse y salir. Hay que renunciar a la salida mientras no se haya llegado al fondo. Si no, no se resuelve nada.
Es necesario llegar al núcleo, a la esencia del conflicto, para poder conocer y elegir con libertad. El conflicto, la crisis, siempre es una oportunidad. Lo más importante es la impecabilidad, poder estar abierto y presente en el instante, suceda lo que suceda, tanto si es placentero como adverso.
Guillermo Borja de “La locura Lo Cura”